El Salmo 133 nos dice “Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
habitar los hermanos juntos en armonía…”
Hoy por la mañana recibí la llamada telefónica de una hermana que
deseaba saber de cómo estaba mi familia y hablamos sobre cuánta falta nos hacen
en las reuniones de la iglesia, ese sentimiento es el mismo que ellas sienten
por nosotras. Ella me comentó que aunque
está en su casa de la capital ya no se siente tan a gusto como estar aquí,
extrañan la comunión con todas las hermanas de la iglesia y recalcando que es
el amor que Cristo ha puesto en nuestro corazón que hace necesaria la
convivencia y comunión entre sus hijas e hijos.
Dios va obrando en nosotras cada día llenando nuestro corazón de amor,
cuánto más grande vaya siendo el amor hacia Él, así será el amor que sintamos
por nuestros hermanos y hermanas.
Habitar juntos en armonía quiere decir estar en un mismo sentir,
dolernos cuando nuestros hermanos y hermanas se duelan y estén pasando tiempos
difíciles y regocijarnos cuando estén gozosos.
Los seres humanos tenemos momentos de enojo, sentirnos molestas por
circunstancias que estemos enfrentando, quizás en ese preciso momento no quisiéramos
ver a nadie, pero recordemos que las otras personas no tienen culpa por los
sentimientos o malos ratos que estemos pasando, también cuando nosotros y
nosotras nos encontremos con personas que están pasando estos momentos malos debemos
ser tolerantes, soportarnos los unos a los otros como lo manda el amor de Dios
que vive en nuestros corazones.